Quizá no entenderíamos a algunos de los músicos más grandes de la historia sin su imagen gráfica, sin los logos que han definido la personalidad de los grupos pop y rock. Te contamos la historia que se oculta tras algunos de ellos.
1) Bicep.

Los irlandeses Andy Ferguson y Matt McBriar son nuevos en este club. Y se lo han ganado a pulso, por algo son una de las grandes revelaciones de la música electrónica más bailable y hedonista de las últimas temporadas, y suya es la culpa (la percha de actualidad, vaya) para que este artículo vea la luz. El triple bícep que aparece en sus discos representa el vigor de todos los géneros que les nutrieron: el italodisco, el house de Chicago y el techno de Detroit, todos hijos bastardos de la música disco. Tres influencias capitales que ellos sintetizan como muy pocos. No dejéis de escuchar Isles (Ninja Tune, 2021), su estupendo nuevo álbum.
2) The Rolling Stones.

Cuando el diseñador gráfico John Pasche ideó este dibujo, basado en la boca de morritos Jagger (y en la diosa india Kali), no podía ni imaginar que se convertiría en una imagen mundialmente conocida, asociada por siempre a la banda. Nació en 1970, como parte de la promoción de la gira europea de aquel año, y el primer disco en el que apareció fue Sticky Fingers (Virgin, 1971), lo que llevó al equívoco de dar por hecho que era obra de Andy Warhol, quien en realidad solo se encargó del diseño de su portada.
3) David Bowie.

La provocadora portada de Aladdin Sane (Warner, 1974), obra del belga Guy Peellaert, fue la que acuñó por primera vez el dinámico logotipo de Bowie, el que le acompañó siempre como imagen pop, junto al rayo que atravesaba su cara en la cubierta de Aladdin Sane (Atlantic, 1973) en aquella icónica fotografía de Brian Duffy.
4) Pixies.

El británico Chris Bigg se convirtió en uno de los diseñadores gráficos de cabecera del sello 4AD, una de las discográficas con mayor personalidad visual de los años ochenta y noventa, marcada siempre por aquellas fascinantes portadas de Vaughan Oliver. A Bigg le encargaron este diseño como parte del lanzamiento del single «Alec Eiffel» (1991), y el logo cuajó tan bien como expresión gráfica de la intrépida y veloz singularidad de la banda, que se quedó ya para siempre en camisetas y toda clase de objetos de merchandising.
5) Los Planetas.

Introducimos nuestra pequeña cuña autóctona con el diseño que Javier Aramburu – el «diseñador sin rostro» le llaman en muchos medios, por su renuencia a dar entrevistas o aparecer en fotos – llevó a cabo para el primer álbum de Los Planetas, Súper 8 (RCA, 1994), que se ha quedó ya por siempre asociado a los granadinos. No hay fan de largo recorrido que no se sienta identificado con esa figura embutida en camiseta a rayas, con un buen flequillo cubriendo su cabeza, mirando hacia abajo (como los músicos de la hornada shoegaze), guitarra en ristre, y con esa diana detrás (similar a la de The Who) que no sabemos muy bien si es un guiño republicano, por aquello de los colores.
6) Foo Fighters.

Simple, sencillo, efectivo. El logotipo de los Foo Fighters, el clásico, el de las dos efes estilizadas dentro de un círculo, ha probado tantas veces su eficacia, desde que empezaron a utilizarlo a finales de los noventa, que cuando con motivo de la edición de Concrete and Gold (RCA, 2017), idearon uno nuevo (el que reproducimos justo a su lado), sus fans acérrimos lo recibieron con cierto rechazo.
7) The Who.

Ni en sus mejores sueños podía imaginar John Pike, el creador de este logo concebido para promocionar un bolo de The Who en el Marquee londinense en 1964, que su diseño se convertiría en uno de los símbolos de la cultura mod por excelencia, una imagen universalmente asociada no solo con Pete Townshend, Roger Daltrey y compañía, sino con una cultura entera. Los colores de la Union Jack distribuidos en forma de diana, con una flecha (claramente masculinizadora) emergiendo de la letra «o», en un diseño imperecedero.
8) Kiss.

Hubo quien acusó a Kiss de estar haciendo apología del nazismo, por el corte de esas dos eses que podrían asemejarse a las de las siniestras escuadras del ejercito de Hitler. Una acusación un poco absurda, teniendo en cuenta (tal y como recuerda el periodista Tito Lesende en un magnífico artículo de reciente publicación) el origen judío de Paul Stanley y Gene Simmons. El caso es que este logo, diseñado por Ace Frehley en 1973, a partir de un dibujo del propio Stanley (fijaos en que las dos eses no son iguales, porque las garabateó con rotulador en un papel, y así trascendieron) tuvo que ser modificado en Alemania para no herir susceptibilidades.
Fuente: https://mussica.info/